J.R. de la I Prom. y el inicio de la EBS
Cuando J.R., terminó su bachiller, tenía tres opciones, pedir una prorroga para realizar su Servicio Militar Obligatorio, esperar un año a ser llamado a filas o bien anticiparse a la jugada y entrar como voluntario. Se decantó por la tercera, porque de este modo, se aseguraba no irse lejos de casa.
Así que el 18 de abril de 1973, ingresaba como voluntario del Regimiento Mixto de Artillería núm. 3 en el Campamento de Reclutas num 13 de Figueirido, para realizar el primer periodo de Instrucción Básica, previa al solemne acto de juramento de fidelidad a la bandera, que realizaría el 24 de junio de ese año. Festividad del apóstol San Juan, unos días después, se incorpora al Regimiento, donde es seleccionado para realizar el curso de cabo, empleo al que asciende el 1 de septiembre del mismo año. Un mes después es convocado al curso de cabo Primero, pudiendo lucir los galones de este empleo el 26 de diciembre de 1973.
Ya bien avanzado el Servicio Militar, se crea la Academia General Básica de Suboficiales, con sede en el Campamento General Martín Alonso en Talarn, (Lérida), con tal motivo el 1 de octubre se presenta en lo que hasta ese momento era la Escuela de Aplicación y Tiro de Artillería, para realizar las pruebas físicas y escritas de ingreso, superándolas. Por lo que J.R. es declarado Caballero Alumno de la citada Academia. Presentándose en la misma el 1 de noviembre de 1974.
Un largo viaje en tren de una punta a otra de España, para llegar a la estación de Lérida. Al llegar pudo constatar, que aunque en el letrero de la estación ferroviaria figuraba Lérida, los lugareños la conocían como Lleida, donde haciendo transbordo a otro tren que le conduciría a la población de Tremp, distante unos 80 kilómetros, al salir de la estación, tomó un taxi, que le transportó a Talarn, al llegar a la entrada se fijó en dos columnas flanqueadas a derecha e izquierda. A la izquierda un mural en piedra, representando unos soldados en trabajos de fortificación, a la derecha un monolito en piedra, con dos inscripciones arriba: “Todo por la Patria” debajo “Campamento General Martín Alonso”. Los recién llegados, fueron colocándose en grupos en una explanada, para ser identificados y darles las directrices de donde tendrían que ubicarse, en función del arma o cuerpo y el número de oposición alcanzado.
Mientras esperaban las instrucciones, vieron en la ladera de la montaña de enfrente tres palabras escritas en grandes letras blancas: Franco, Franco, Franco y el escudo del Ejército de Tierra (A la muerte del Jefe del Estado, se colocó en su lugar: El escudo y las siglas de la AGBS y la Frase: “A España Servir hasta Morir”).
En los juveniles rostros de los caballeros alumnos, se entrevía una mezcla de la incertidumbre de lo que se esperaba de ellos y a la vez una ilusión, por ser parte viva de la historia reciente del Ejército de Tierra español. La casualidad del momento les hacía diferentes, formaban parte de la Primera Promoción de una nueva formación de suboficiales, aunque tendrían que adaptarse a la dura formación de tres años. Para alcanzar los ansiados galones de sargento. Tres años en el que el vínculo de unión entre unos y otros quedaría gravado a fuego en sus corazones, además del orgullo de ser los primeros sargentos en recibir el Real Despacho. Lo que los diferenciaba en los encuentros internacionales, de los NCO, de otros países.
El camino se hizo largo, todo era nuevo, tanto para los profesores como para los alumnos, pero el objetivo para J.R. y la mayoría de sus compañeros fue alcanzado. Hoy 50 años después de aquel ingreso, se puede ver retrospectivamente la satisfacción del deber cumplido, con el recuerdo puesto, en aquellos compañeros que estan contemplando desde el cielo esta efemérides singular.