EL ESTRÉS
El estrés no siempre es malo, forma parte de nuestras reacciones ante los estímulos que se presentan en nuestra vida, porque las situaciones en función de ellos también cambian. Aunque un filósofo dijo: "Al principio aún los cambios que sean para bien te parecerán horribles". Es por ello por lo que, en no pocas veces el estrés es positivo, para poder adaptarte al mundo que te rodea y hacerte más fuerte, para poder enfrentarte a los retos que se te presentan y así conseguir superarlos.

El estrés es como un vehículo de alta cilindrada, que te permite desplazarte a gran velocidad de un punto a otro, pero al que debemos controlar y saber dominar su potencia, de lo contrario, se nos escaparía de las manos y terminaríamos fuera de la carretera con un grave accidente.
El modo con el que vivamos nuestra vida diaria influye directamente en el estrés y sus consecuencias tanto positivas como negativas, que vienen condicionadas por la autoexigencia que nos impongamos, para alcanzar un determinado objetivo, por iniciativa propia o determinada por el entorno social, familiar o profesional. Sobre todo, cuando nos vemos limitados por la falta de experiencia en un determinado campo.
El estrés no aparece sin más, al igual que los estímulos físicos que recibe un atleta, cuando en una prueba deportiva, va indicando que se está a punto de romper la barrera física y en riesgo de lesión, el estrés nos va mandando señales a forma de reacciones física y emocionales, para indicarnos que se estan rompiendo las barreras de nuestras funciones vitales. Cuando esto ocurre se manifiesta en una sintomatología que se expresa a nivel físico y psíquico.
- Una excesiva preocupación por un problema ocasiona síntomas de inseguridad, miedo, pérdida del auto control, angustia y nos genera mal humor, susceptibles en causar rechazo en las personas de nuestro entorno, en lugar de que puedan sentir empatía con nosotros.
- A nivel físico, el punto más sensible es el estómago, las molestias gástricas es común que se asocien a disgustos, otro dolor común es el de cabeza, en casos pueden ir acompañados de otros trastornos como insomnio, nauseas o mal estar general en la que se incluye una alteración de tensión o de palpitaciones del corazón.
- Un excesivo estrés puede originar tics nerviosos, temblores de pies y manos, irritabilidad constante, en casos nos puede conducir a consumir alcohol u otras sustancias. La pérdida de apetito es otro síntoma de desajuste.
- >Como esto no se produce sin más, es necesario descubrir a tiempo los síntomas de estrés, para tratar de atajarlo. Para ello debemos no dejar pasar por alto cualquier cambio de conducta que notemos, buscar el origen de este cambio, no dudar en pedir ayuda a quien puede dárnosla o al especialista.
- Cuando te tengas que enfrentar un nuevo reto profesional, creativo, deportivo, debes organizar como hacer el trabajo, buscar información de cómo hacerlo y diseñar la “hoja de ruta a seguir” para alcanzar los objetivos buscados, o al menos, intentarlo.
- Debes priorizar lo principal sobre lo secundario, para que lo segundo no quite tiempo al primero, pero siembre buscando tus pausas de descanso, incluido tus momentos de ocio, para impedir que la ansiedad nos doblegue.
- Trata de buscar ayuda en tu entorno primero, comentando tu problema con aquellos en quien confíes más.<
- Una vez tengas en tus manos las herramientas, para enfrentarte al dilema que te tiene preocupado, hazlo con decisión y confiando en salir airoso del reto.Trata de separar los elementos que se corresponden a lo estrictamente profesional, de los temas personales, para que no influyen unos en los otros.
- Trata de encontrar los puntos positivos de las adversidades, para solventar los negativos.
- Vete solventando primero lo fácil, para que centrar después los esfuerzos en lo más difícil.
- Estate en continua relación con la gente que te ayuda, tu familia, tus amigos y tus compañeros.
- No descuides la alimentación y el ejercicio físico, pero ambas cosas realizadas con moderación.
- Aprende a ver la luz al final del túnel, tomando las cosas con humor, aunque no a la ligera.
- Trata de distinguir que es lo que te está provocando ansiedad, una vez puesto el ojo en ello, tratar de reducir los motivos que la provocan, solo o con ayuda.
- Dedica algunos minutos de tiempo a realizar ejercicios de relajación, sobre todo de respiración profunda.
- Antes de enfrentarte al problema, hazte las siguientes preguntas: ¿A dónde? ¿por dónde? ¿cómo? y ¿cuándo? A donde ir a buscar la solución, por donde ir, como hacer y cuando es mejor el hacerlo.
- Aunque el miedo te atenace, trata de no pensar en ello, sino en que la determinación tomada y el modo de afrontarla es la decisión correcta, concentrándose todo lo que puedas en la tarea a llevar a cabo.
- Piensa que cuanto más complicado es el sudoku que tratas de resolver, más satisfacción te produce al final conseguirlo.
- No tires la toalla a las primeras de cambio, agota todas las posibilidades de resolución, con o sin ayuda, es importante remediarlo. Piensa en lo que hacen los jinetes y amazonas con su caballo, cuando éste renuncia a saltar un obstáculo, aunque ya este descalificado, intenta una y otra vez que lo pase, de lo contrario, ya no lo logrará jamás.
- Aprovecha la adrenalina que a veces te produce la causa del estrés, para dominarlo y quedarte con la parte positiva del enfrentamiento valúa que has salido del bache que te tenia atrapado, si tienes duda, acude a quien te pueda ayudar.

